martes, 17 de noviembre de 2015

La conciencia humana

     La Conciencia Humana

     Para mí, la conciencia se puede definir o interpretar como aquella voz interna que nos avisa o indica lo que está bien o lo que está mal, en nuestros pensamientos o acciones, apuntando a un concepto moral, a la ética, o cierto campo de la filosofía, como se mencionó en el texto. Es la conciencia quien nos invita a hacernos responsables de las consecuencias de nuestras acciones. En este proceso participa la psicología, que nos explica que más que todo, la conciencia es el resultado de varios fenómenos psíquicos situados en la mente de las personas a cada instante sin que estas se den cuenta, pues simplemente ocurre.

   
   Tiene su origen en el vocablo latino conscientia que significa “con conocimiento”
Se entiende que la conciencia es el acto psíquico mediante el cual una persona se percibe a sí misma en el mundo. Se trata del conocimiento reflexivo de las cosas y de la actividad mental que sólo es accesible para el propio sujeto.
¿Qué dice la filosofía?
 considera que la conciencia es la facultad humana para decidir acciones y hacerse responsable de las consecuencias de acuerdo a la concepción del bien y del mal.
                                                 
La conciencia para la psicología
Para esta ciencia, la conciencia se trata de un estado cognitivo no-abstracto que permite que una persona interactúe e interprete con los estímulos externos que forman lo que conocemos como la realidad.
Para su explicación, la divide en dos niveles:
  • consciente: establece las prioridades
  • preconsciente: depende del objetivo a cumplir
  • inconsciente: no se racionaliza
La estructura de la conciencia está dada por la relación que establecen estos tres niveles. 
La conciencia moral
 Es aquella voz que tenemos interiormente y que nos obliga a actuar de una forma. También nos dice si son correctas o no nuestras acciones. Para juzgar y dirigir las acciones, la conciencia se sirve de principios, es decir, de la moral con la que cada persona rige su vida.
Conciencia moral y ley de Dios
En moral, el hombre tiene la posibilidad de conocerse y conocer sus actos, como consecuencia de que existe y tiene un fin, una ley por la cual conducir sus actos.
Se dice que la conciencia no es la única voz que puede guiar la actividad humana. Y su voz se hace tanto más clara y poderosa cuando a ella se une la voz de la ley de la autoridad legítima. Porque Dios nos ha elevado al plano sobrenatural nos ha hecho partícipes 
de su misma naturaleza divina. Entonces, por encima de la conciencia está la ley de Dios. En consecuencia, no hay una autonomía del hombre frente a Dios.
Clases de conciencia
Por razón de su concordancia con la ley de Dios, la conciencia puede ser recta o verdadera y errónea, según si sus dictados se adecuan o no a esa ley.
  • errónea: puede ser vencible (si no se ponen todos los medios para salir del error)  
  • invencible: (si puestos todos los medios no se puede salir del error)
*Se debe seguir la conciencia recta y verdadera y también la invenciblemente errónea. Por la limitación humana puede ocurrir que un hombre esté cierto de algo que no sea verdadero. Por eso mismo, no es el ideal tener meramente una conciencia moral cierta: hay que tender a tener, además, una conciencia recta o verdadera. 
                                   

                                   Aplicación a la vida cotidiana
Yo pienso que el mejor ejemplo que se puede definir sobre la conciencia es en nuestra etapa infantil, cuando nuestros padres nos dan instrucciones y no les hacemos caso o les mentimos. Luego de tomar la decisión incorrecta, siempre está esa voz dentro de nosotros que nos dice que hicimos algo mal, por lo que recurrimos a ellos y les decimos la verdad.
En la vida profesional, cuando un jefe o alguien de un rango superior al de nosotros nos manda a hacer algo con lo que no estamos de acuerdo, nos sentimos mal, nos preocupamos e incluso nos arrepentimos de realizar esa acción. Por ejemplo, un jefe que manda a un empleado a despedir a otro por una causa injustificada. Es en ese momento cuando la conciencia se puso en práctica y no hace despertar y darnos cuenta de nuestro error.

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